domingo, 10 de enero de 2010

Como las grandes obras parten de un sueño, hubo alguien que unió anhelos con proyectos y cambió sus designios profesionales de infantería a cambio de un curso de pilotaje en Aéreo Club en la Perla del Pacífico. Cumplida su aspiración de tener la primera licencia de pilotos, el Capitán Colón Grijalva Herdoiza inclino mas sus ideales e insomnios hacia el apoyo aéreo para sus compañeros que atravesaban aquellos caminos largos y agrestes para cumplir su deber en guarniciones de frontera.
Tres avionetas monomotor son donadas y así pilotos y aeronaves se fundieron en una sola esperanza y emprendieron la unificación de la primera unidad militar de soldados del aire, lealmente recordada como Servicio Aéreo del Ejército (SAE).
Pasada la mitad del siglo XX, el destino de la Aviación del Ejército extiende su vuelo hacia la formación de nuevos pilotos. Siete noveles oficiales de Infantería, Caballería y Artillería fueron elegidos para ser alumnos del Primer Curso de Pilotos. Al haber culminado su período de adiestramiento y preparación, una escuadra de aviones decidió reunir en un solo puño a la geografía ecuatoriana: decolaron en la costa, atravesaron la majestuosidad de los volcanes y montañas y fueron a aterrizar en pistas cortas y rústicas construidas en el verde horizonte de la provincia de Pastaza. Desde este punto, los pilotos se desplazaban hacia todos los ángulos de nuestro territorio desplegando su apoyo a las guarniciones militares, comunidades indígenas y compañías petroleras.

Inteligencia

Inteligencia (del latín intellegentia) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar información y utilizarla adecuadamente. Es la capacidad de procesar información y está íntimamente ligada a otras funciones mentales como la percepción, o capacidad de recibir dicha información, y la memoria, o capacidad de almacenarla.
Definir qué es la inteligencia es siempre objeto de polémica; las definiciones de inteligencia pueden clasificarse en varios grupos: las psicológicas, mostrando la inteligencia como la capacidad cognitiva, de aprendizaje, y relación; las biológicas, que consideran la capacidad de adaptación a nuevas situaciones; las operativas, etc. Además, el concepto de inteligencia artificial generó hablar de sistemas, y para que se pueda aplicar el adjetivo inteligente a un sistema, éste debe poseer varias características, tales como la capacidad de razonar, planear, resolver problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas y lenguajes, y aprender.
Tal diversidad indica el carácter complejo de la inteligencia, la cual sólo puede ser descrita parcialmente mediante enumeración de procesos o atributos que, al ser tan variados, hacen inviable una definición única y delimitada, dando lugar a singulares definiciones, tales como: «la inteligencia es la capacidad de adquirir capacidad», de Woodrow, o «la inteligencia es lo que miden los test de inteligencia», de Bridgman.

Artilleria


La artillería es el conjunto de las armas de guerra pensadas para disparar proyectiles de gran tamaño a largas distancias empleando una carga explosiva como elemento impulsor. Por extensión se denomina así a la unidad militar que las maneja. Toda pieza artillera tiene dos partes: la boca de fuego, un tubo metálico de determinado calibre y longitud, y el montaje de la misma, denominado cureña o afuste.
El origen etimológico del término «artillería» es bastante confuso y se han planteado diversas teorías destinadas a dar una explicación para el mismo. Podría provenir del latín artillus que significa ingenio. Otra explicación posible es aquella que atribuye la palabra al nombre de un fraile llamado Juan Tillery: con el paso del tiempo el «arte de Tillery» se habría transformado en la palabra «artillería». Una segunda hipótesis sostiene que específicamente, el término «artillero» era utilizado para designar a aquella persona que «artillaba» o «armaba» un castillo o fortaleza, basándose en una antigua ordenanza del rey Eduardo II de Inglaterra, la cual ordenaba que un solo artillero (o maestre de artillería, conforme al término utilizado en la época) se encargara de la construcción de balistas, arcos, flechas, lanzas y otras armas para abastecer al ejército. Aún hasta el año 1329, el término seguía siendo utilizado de forma genérica y abarcativa, incluyendo no sólo a la estricta maquinaria de guerra, sino también a todo tipo de artefactos civiles y armamento diverso.

Caballeria Blindada




De las dilatadas llanuras del sofocante calor tropical, a los fríos senderos de la cordillera de los Andes, trepida, la tierra bajo el paso bizarro de los Escuadrones de Caballería en los gloriosos campos de batalla; Boyacá, Carabobo, Tapi, Pichincha, Junín, Ayacucho, Chacabuco y en Maipú; cubriéndose de honor cual centauros mitológicos, galoparon con la bandera de la Libertad por la justa causa american.
La Historia de la Patria se hizo a caballo, la Caballería nos legó la libertad y consolidó la Independencia de los territorios que hoy llevan el nombre de Ecuador, sus jinetes y corceles desde el inicio de la epopeya independentista galoparon por los campos de Cone, Yaguachi, Huachi, Verdeloma, Tanizagua y Camino Real. La sangre de los “Granaderos a caballo de San Martín” irrigó los campos de Tapi en la homérica batalla; en la heroica gesta de las alturas del Pichincha la bravura de los “Dragones”, los “Sables” y los “Lanceros” de las huéstes patriotas, nos liberaron del yugo español, constituyendo la base sólida de una excelsa legión de Soldados de Caballería que integrarían el Ejército de la nueva República años más tarde.
Bravía y romántica es la Caballería ecuatoriana, el servicio a la República constituye su mística; el procerato de la lealtad reside en ella. Cuando el Ecuador dormido en los laureles de Tarqui; despierta atónito en el drama de 1941, aun allí en ese cuadro de impotencia, la Caballería salva el honor del soldado ecuatoriano.
De allí, una rica tradición militar caracteriza a los hombres de bota y espuela, guarneciendo en todos los confines de la Patria ecuatoriana. Unidades que hicieron historia en nuestro ejército, y que perduran en nuestras mentes y corazones como son: “El Cazadores de Chone”, el “Alajuela” el “Teniente Ortíz”, “El Yaguachi”, “El General Dávalos”, “El Febres Cordero”, “El Cazadores de los Ríos”, fueron los nombres adoptados por las Unidades de Caballería que desde el inicio de la República hasta el presente siglo, contribuyeron con la paz, la seguridad interna y externa de la nación y su soberanía.
23 de Abril, fecha clásica no solo recordada en nuestro país sino en la mayoría de Ejércitos del mundo; y del porqué de esta celebración; traemos a nuestra memoria al Caballero andante Príncipe de Capadocia llamado Jorge quien el 23 de Abril del 303 en los tiempos del Emperador Dioclesano, fue martirizado en Nicodemia por haber sembrado y practicado los más altos ideales de lealtad y del valor insoslayable, característica del verdadero Caballero que ponen de manifiesto en la leyenda que narra como San Jorge “arriesgó su vida en desigual lucha contra el Dragón” para salvar la vida de la Princesa Cleolinda.
Con el devenir del tiempo el empleo militar se ve en la necesidad de contar con tropas muy móviles y flexibles y con la capacidad de arrollamiento físico y psicológico, que le permitirán obtener una inmediata superioridad sobre el adversario, para efectivizar esta nueva táctica como innovación bélica, utilizó el caballo registrando a partir de entonces éxitos y victorias decisivas para los grandes Capitanes y Comandantes que no podemos dejar de mencionar: Filipo, Alejandro Magno, Atila, Napoleón, Montgomery y Guderián.
En nuestra Patria: el Teniente Hugo Ortíz, Teniente Plaza, Capitán Moisés Oliva, Subteniente Zurita, Subteniente Pinto, Sargento Grau, Cabo Vaca, Cabo Tipantuña, Conscripto Flores y muchos otros grandes hombres que nos habla la Historia Universal, americana y ecuatoriana.
Gran parte de la Historia del Ecuador se hizo sobre el lomo de los caballos, iniciando en la conquista por parte de los españoles, que constituyó una sorpresa y espanto para nuestros aborígenes quienes les consideraban unos verdaderos monstruos conformados por jinetes y caballos en un solo cuerpo, siendo tan grande la imposición psicológica que huían despavoridos los combatientes indígenas.
Más tarde con las disensiones entre conquistadores, Gonzalo Pizarro, se declaró líder de los encomenderos, hasta que en la Batalla Iñaquito triunfó sobre las tropas de Virrey del Perú, con sus Escuadrones de Caballería mandadas por el propio Pizarro y por Pedro de Puelles.
En 1542 cuando el Virreinato del Perú implantó el impuesto a las Alcabalas; los quiteños al mando de Pedro Zorrilla organizaron un fuerte Ejército el mismo que contaba con poderosas fuerzas de Caballería que al postre fueron causa determinante para la victoria en esa histórica revolución.
Preponderantemente vale la pena recordar que durante los episodios del 8 y 9 de Octubre de 1820, el entonces Capitán de Caballería Luis Urdaneta al mando de 25 hombres del Batallón Granaderos fue quien determinó el éxito de estas fuerzas independentista al anular el poder militar español en Guayaquil.
En el año de 1821 el General Antonio José de Sucre, llegó a la Península de Santa Elena y organizó sus fuerzas en base a los Escuadrones, Dragones de Caballería, a la Brigada de Caballería Mires y al Escuadrón Guías quienes contribuyeron al éxito de la Batalla de Pichincha pues jugaron un papel determinante, al derrotar a la columna española entre Cone y Yaguachi alcanzando una victoria total el 19 de Agosto de 1821. Luego el 21 de Abril de 1822 en las llanuras de Tapi cerca de Riobamba, los Escuadrones de Granaderos al mando del General Lavalle alcanzaron el triunfo que abría las puertas para Pichincha y la Libertad de la Patria, gesto heroico por demás conocido en donde se destaca la conducción del general Antonio José de Sucre.
Como parte de la Gran Colombia, se cubre de gloria la Caballería fundamentalmente en Batalla de Tarqui, en la que los Escuadrones: Cedeño, Segundo, Tercero y Cuarto Escuadrón de Húsares, Granaderos a Caballo, Dragones del Istmo y Yaguachi, permitiendo que el Ejército Gran Colombiano selle con sangre y fuego la osadía enemiga, de invadir la tierra de sus libertadores, perennizándose en la historia la legendaria acción de los “20 bravos del Yaguachi”.
En los tiempos de la República entre 1830 y 1843, la Caballería brilló por su valor en la Revolución de Quito Libre que culminó en la famosa Batalla de Miñarica, donde la Caballería Floreana realizó una verdadera carnicería y exterminio del Ejército restaurador a órdenes del General Isidro Barriga.
En las guerras alfaristas entre liberales y conservadores, los repartos de Caballería son los que combaten en diferentes acciones de armas en San José de Chimbo, El Molino, Gatazo, una vez más, para su propio sello de victoria con la actuación valerosa de los Grupos Cazadores de Los Ríos y Yaguachi.
En la invasión peruana de 1941 la actuación heroica del Grupo de Caballería “Febres Cordero” en Panupali impiden el avance enemigo hacia Loja y Cuenca de igual forma elementos de Caballería del Yaguachi en Porotillo aniquilan la vanguardia peruana cortando toda la posibilidad hacia el Austro, se destacan heroicamente el Capitán Moisés Oliva, los Tenientes Leonidas Plaza, Alfredo Zurita, Subteniente Manuel Pinto, Cabo Tipantuña, Conscripto Flores y otros héroes que pasaron a la inmortalidad.
A partir del año 1917 el ingenio mecanizado a nivel mundial, desarrolló este vehículo de gran movilidad y características excepcionales para la maniobra en el campo de batalla dando una nueva dimensión al arte bélico, señaló el inicio de la revolución de las operaciones desencadenando nuevas armas de fuego, movimiento y choque con la aparición del vehículo blindado llamado tanque.

Infanteria

La infantería es el arma de combate a pie, utiliza todo tipo de armas portátiles y semiportatiles y para su desplazamiento puede emplear todo tipo de medios de transporte, puede combatir por si sola con posibilidades limitadas o en combinación con alguna otra arma, siempre y cuando esta esté actuando en su apoyo para así aumentar sus posibilidades. En las primeras filas se sitúan los soldados de la infantería ligera, que apenas llevan protección


La infantería ha sido siempre con pocas excepciones la fuerza principal de los ejércitos a lo largo de la historia. En los antiguos imperios de Sumeria, Babilonia, Asiria y Egipto la infantería, acompañada de carros de guerra tirados por caballos, era siempre la masa principal del ejército y estaba formada generalmente por un lado por guerreros armados con lanzas, escudos, espadas, hachas o mazas y por otro por importantes contingentes de arqueros que diezmaban las filas enemigas durante los combates.
En la Grecia Clásica durante el siglo VIII a. C. aparece la falange, formación militar de infantería que durante siglos sería la dominante en el campo de batalla hasta la aparición y consolidación de la legión romana que demostró su superioridad en la batalla de Pidna en el siglo II a. C. Con la falange y sobre todo con la legión, la infantería pasa de actuar en masas que cargan de forma más o menos ordenada a formar bloques flexibles coordinados en la batalla que maniobra cambiando de posición hábilmente ante las reacciones enemigas, envolviendo y haciendo frente a contraataques, etc. La legión fue una formación que proporcionó a Roma absoluta superioridad durante siglos incluso en condiciones de inferioridad numérica evidente.
Durante la decadencia y caída de Roma la caballería cobraba cada vez más importancia por influencia persa, de pueblos de la estepa y germánica. Durante la Edad Media el feudalismo consolida este fenómeno dando absoluta supremacía en el campo de batalla al caballero pesadamente armado y convirtiendo a la infantería en una fuerza meramente auxiliar, para guarda de fortificaciones y castillos, etc. La infantería sigue el ejemplo de la caballería y utiliza la cota de malla y armaduras, más ligeras por supuesto.
La aparición al final de la Edad Media de monarquías fuertes deseosas de dominar totalmente a los señores, junto con cambios tácticos que benefician a la infantería, cambian el panorama. Los reyes necesitan ejércitos fuertes que tienen que mantener de su bolsillo y obviamente los soldados a pie son más baratos. En Inglaterra se desarrolla durante la Edad Media el arco largo, un arma capaz de lanzar una docena de proyectiles por minuto contra el enemigo, aunque precisa hombres fuertes y años de entrenamiento para dominarlo. Con grandes contingentes de arqueros los ingleses derrotan a la caballería feudal francesa en 1346 y 1415 en las batallas de Crécy y Azincourt. Finalmente en el siglo XV los suizos comienzan a exportar por todo el continente su forma de lucha, cuadros de infantes muy próximos entre sí armados con picas de cinco o más metros que contienen y ensartan a la caballería, desordenándola y frenándola, y entonces de su interior salen soldados armados con alabardas y mandobles que masacran a la caballería, parados y apretados los caballeros con pocas posibilidades de defenderse.
Perfeccionando la estrategia suiza y añadiendo la experiencia propia de la infantería durante la Reconquista y las del Gran Capitán en Italia, surge en España el tercio al final del siglo XV. La innovación más importante es la incorporación de grupos de ballesteros y arcabuceros que se desplegaban por los lados del cuadro de piqueros o tras las primeras filas y acribillaban con su fuego al enemigo. Poco a poco los arcabuceros van convirtiéndose en una unidad de élite encargada de los asaltos a fortificaciones y su proporción va aumentando, desapareciendo poco a poco los ballesteros a lo largo del siglo XVI. En la batalla de Pavía en 1525, los tercios españoles aplastan totalmente a la caballería feudal francesa de Francisco I, demostrando definitivamente el dominio absoluto de la infantería en el campo de batalla.

Fase basica

Esta fase, que tiene una duración de dieciocho (18) semanas, proporciona los conocimientos técnicos que permitan la formación y selección de los alumnos para su actuación posterior como combatientes de Operaciones Especiales. Esta fase se divide en asignaturas y ciclos.
Entre las asignaturas cabe destacar como fundamentales topografía, armamento, tiro, explosivos y transmisiones. Por lo que respecta a los ciclos se dividen en escalada, paracaidismo, combate en nieve y combate en agua.
Lo importante de esta fase es formar al alumno moral, física y técnicamente, es decir construir el cimiento donde posteriormente se edificará los conocimientos necesarios para desarrollar el mando de Unidades de Operaciones Especiales. Esta fase es dura e intensa y el nivel que se alcanza es el desarrollo individual del alumno




Colegio Eloy Alfaro

La Escuela Militar nace prácticamente con la República en 1838. Don Vicente Rocafuerte, comprendiendo que para consolidar el nuevo Estado era indispensable contar con soldados capaces y de honor; dispone mediante decreto ejecutivo firmado el 8 de marzo la creación del Colegio Militar, inaugurándose el 7 de mayo del mismo año en el convento de San Buenaventura, cerca del histórico templo de San Francisco, donde funcionó durante 7 años.
El Sr. José Félix Valdivieso presidente de la Convención y encargado del Poder Ejecutivo, decreta el cierre temporal del Colegio Militar en abril de 1845, permaneciendo en esa situación hasta inicios del 1869.
Largos años pasaron hasta que otro ilustre ecuatoriano, Gabriel Garcia Moreno, la volvió a estructurar. Esta vez con el nombre de Escuela Práctica de Cadetes, en 2 de abril de 1869; funcionó inicialmente en el convento de San Agustín y luego en la casa No.31 de la carrera Venezuela. Penosamente , el asesinato cometido en la persona del ilustre mandatario significó una suspensión temporal de la vida del Instituto. El 6 de febrero de 1876, el presidente Antonio Borrero decreta la clausura de la Escuela.
El 13 de agosto de 1888, el presidente Antonio Flores Jijón sanciona el decreto legislativo del 8 de agosto del mismo año en el que se reabre la Escuela, funcionando en el cuartel del Regimiento de Artillería de Montaña (conocido después como Cuartel Real de Lima).
En el año de 1892 la Escuela es reorganizada por el Dr. Luis Cordero, adquiriendo par el efecto la quinta de la familia Uribe, situada frente al Ejido, donde se levanta actualmente el edificio del Seguro Social.
Por efecto de la Revolución Liberal se interrumpe su funcionamiento. Casi inmediatamente después de consolidado el poder liberal, en general ELOY ALFARO decreta la reapertura del Colegio Militar el 11 de diciembre de 1899, en el campo de Marte; Palacio de la Exposición, y desde 1937 en la Pradera. Desde esa fecha hasta el presente, la Escuela ha venido graduando promociones de dignos oficiales de la Patria.
Finalmente, el Dr. José María Velasco Ibarra, el 5 de octubre de 1970 decreta la creación de la Escuela Militar como Instituto de Educación Superior. En el año de 1974 se adquirió la hacienda de Parcayacu y se inició la construcción de sus nuevas y definitivas instalaciones, en las cuales comenzó a funcionar a partir del 4 de octubre de 1981.
A inicios de 1995, los Cadetes de los dos últimos años participaron en la exitosa defensa de la Integridad Territorial y del Honor Nacional, integrando la Brigada Movilizada Cenepa, y los diferentes repartos militares que escribieron una página gloriosa de la historia militar ecuatoriana.
El proceso de modernización institucional que se inició con cambio de siglo, significó también que la Escuela Militar actualice el modelo de inteaprendizaje con el que los futuros oficiales se capacitaban, por lo que su malla curricular se adaptó a los nuevos escenarios y a las necesidades de la fuerza. La formación integral hoy da como resultado Subtenientes de Arma y Servicios, Licenciados en Ciencias Militares, pero por sobre todo "ciudadanos comprometidos con la seguridad y el desarrollo del Ecuador".